lunes, 25 de junio de 2007

Erase un ave...

On 6/1/07, M. Cristina Longinotti = fredegunda04
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¿Era un pollo al romero? Erase un ave
medio flaca la pobre, era un infante
polluno con anhelos de elefante...
(Qué fue lo que comí, nadie lo sabe).

Era un pájaro implume, serio y grave;
muerto estaba, o al menos lo bastante...
¡sorpresa! el pollo intrépido y tunante
me propinó un mordisco nada suave.

Casi dejo la vida en esa historia:
retorcióse mi dedo en su agonía
como si lo apretaran con cien puertas.

Tu pollo llevo aún en la memoria:
si me invitas de nuevo, amiga mía,
vigila que las viandas estén muertas.

Cris
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On 6/25/07 graciela holfeltz wrote:

Pues te advierto, cocinera del averno,

que sabes poco de ollas y menajes

El pollo estaba a punto, rico y tierno,

más lo envileciste con tus soberbiajes.



El romero es una especie deliciosa,

con gusto a sándalo, pachouli, vid y orange.

Pero en tus manos fue hierba venenosa

que urdió su venganza en tu falange.



La vida desperdicias en guisadas

que no tienen ni pizca de finura.

Mi pollo fue un escándalo de gozo,



inusual para lenguas delicadas.

Que no pierden ni sal ni sabrosura

por un corte minúsculo y tramposo.



Graciela, clavo y canela

jueves, 14 de junio de 2007

Respuesta a Sor Blanca

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From: Blanca Barojiana

Me lo han mandado en otro grupo... y por algo que escribiste aqui recientemente de no sé qué de las medias de licra, y como me pareció bonito, pues he decidido colgarlo a ver si te gusta.


Alga quisiera ser, alga enredada
en lo más suave de tu pantorrilla.
Soplo de brisa contra tu mejilla.
Arena leve bajo tu pisada.

Agua quisiera ser, agua salada
cuando corres desnuda hacia la orilla.
Sol recortando en sombra tu sencilla
silueta virgen de recién bañada.

Todo quisiera ser, indefinido,
en torno a ti: paisaje, luz, ambiente
gaviota, cielo, nave, vela, viento...


Caracola que acercas a tu oído,
para poder reunir, tímidamente,
con el rumor del mar, mi sentimiento.

ÁNGEL GONZÁLEZ
PALABRA SOBRE PALABRA - SONETOS
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On 5/31/07, MCLonginotti wrote:

Este es precioso, y te reitero en público lo que ya te he dicho en privado. ¿Por qué se supone que lo mío es tan excelso? ¿Acaso es mejor que este?

¿Qué tengo yo que mi loar procuras?
¿qué interés se te sigue, Blanca mía,
que alabas sin cesar mi poesía
desvelando metáforas oscuras?

¡Oh cuánto son estas entrañas duras,
pues yo pienso que Blanca desvaría:
con su elogio insistente cada día,
ha de secar mi pozo de locuras!

¡Cuántas veces la Lili me decía:
Cris, asómate agora a la ventana,
verás con qué pasión te alabaría!

¡Y cuántas, mi señora muestrariana,
"mañana le creeremos", respondía,
para lo mismo responder mañana!
Cris

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Blanca Barojiana
Que lo tuyo es excelso es sabido, Cris . Ese soneto de Angel González -poeta reconocido en España- me gustó y te lo puse, sin más. En ningún momento quise alabarte diciéndote que tu calidad fuera la misma. ¡No tentaré tu vanidad, no, no!

En cuanto a tu soneto jocoso, he aquí mi respuesta. No menos afectuosa por la severidad que mi condición exige.

A mí no se me pierde nada, nada...
que me he metido a monje penitente
y por nada he de ser impertinente
ni por pasión alguna arrebatada.

Con contención eres por mí loada.
Te doy lo que mereces, simplemente.
Y sin que se me pase por la mente
ni un pecado venial: vas avisada.

Ni versos ni desiertos ni de licra
las medias -¡ay!- ni aguas ardorosas
me harán faltarte a ti, Madonna mía!

Que aunque llamas me cerquen, ni una micra
se mueva mi virtud, ni piense en cosas
que -¡ay desmayo, ay dulzor!- fueran porfía...

¡Tan!... ¡Tan!... Maitines... Subo mi capucha,
me inclino y me retiro y ¡arre pucha!

Blanca Barojiana
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Lilianavarela


jajaja... son geniales.
Lili
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On 6/1/07, M. Cristina Longinotti

Aunque tu condición de penitente
morigere tus ímpetus -quién sabe
qué falta estás purgando... ¿hay quien recabe
ese dato?- no suenas convincente.

Que si medias de licra hay en tu mente,
no creo que con bien tu rezo acabe
ni que tu corazón a Dios alabe...
¡agua bendita a mi derecha, urgente!

Que nunca son veniales los pecados
de la carne, lo afirma nuestra iglesia
y repiten los curas, indignados.

Pero tú no hagas caso a esa anestesia:
desvístete esos hábitos forzados
y goza del pecado sin amnesia.

Cris

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El día 1/06/07, Blanca Barojiana

¿Que de hábitos venga yo a desvestirme,
que pruebe yo los frutos del pecado?
¡Dime ahora mismo por quién me has tomado
que tales cosas vienes a decirme!

¡Ay que estoy a las puertas del infierno!
¡Lili! !Socorro! que Eva, digo Cris,
me tienta mucho y ya me veo en el tris
de caer de cabeza en el averno.

Aparta esa manzana: ¡quita, quita!
Y no me pongas en tan difícil cuita
de ir a desnudarme ante tus ojos

que son lindos... Mas arda yo entre abrojos...
¿de hojas de parra?... pues que son bonitasss...
¿La capucha me quito o me la quitas?

BB :)
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De: Yossi May


Que placer es solo saber
que de unas pocas palabras
todo un teatro se puede hacer
con las artistas indicadas

Mi mente se transporta al infierno
cuando cierros mi grandes ojos
pensando que hacer con los despojos
cuando llegue el duro invierno

Soy corto de entendimiento
tiene el habito de desvestirse
o solo lo dice para divertirse

Hay lili tu con tu muestrario
que gran creatividad e imaginacion
nos traes dia y noche, a diario

un beso. del que no sabe matematicas.
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Lili
Es que estas dos parlanchinas
digamosle: grandes poetas
hacen de un "sí" una opereta
y de un "no" una comedia.

Y así quedamos los pobres...
levantando las migajas
de un arte sin desperdicio
a ver si éste nos contagia.

¡¡Qué más quisiera el gorrión
que cantar como un zorzal!!
¡¡Qué más quisiera la Lili
que escribir de forma igual!!

Pero en esta repartija
nos ha tocado ser oyentes
asi que preparen las manos
para aplaudir ya muy fuerte.

Liliana

Mi metida de pata

Jorge Luis Estrella

Bueno, a pedido del público, va mi metida de pata.
Yo tenía una relación con mi madre demasiado
estrecha. Una noche en
que iba a ver a mi novia se puso la llave entre los
senos para no
dejarme salir hasta que terminara de tomar la sopa.
A los dos años de
casado me separé y mi madre se puso mi anillo de
bodas. Todo ésto
sucedía en Villa Carlos Paz. Cuando volví a tener
pareja me vine a
vivir a Buenos Aires y, al ver que nuevamente las
cosas iban
espantosamente mal, comencé a psicoananlizarme. La
terapia despertó
en mí un rechazo hacia mi madre como si todos mis
problemas
provenieran de mi relación con ella. Relación que
corté abruptamente,
hasta le escribí una carta que mis hermanos me
echaron en cara por lo
que la había hecho sufrir. A tal punto que escribí
una obra de teatro
en el que un hijo escribe una carta así y la madre
muere. Pero,
claro, ni bien pasaron los primeros tiempos del
psicoanálisis me
tranquilicé y decidí visitarla. Llego a Carlos Paz y
mi tía me
dice: "Tu madre está muy mal, es muy posible que
tengan que operarla
de urgencia, no la vas a reconocer." No lo pensé más
y fui al
sanatorio donde estaba internada y le pregunté a una
empleada por la
señora de Estrella y me contestó: "Primer piso, sala
12". Entro y me
encuentro con una mujer que no es mi madre. Salgo y
le pregunto a una
enfermera por la señora de Estrella y me contesta:
"Primer piso, sala
12." Confundido, entro nuevamente y comienzo a mirar
a la mujer y a
compararla con la imagen que yo tenía de mi madre.
"La estatura es
parecida, es canosa como mi madre, los pómulos son
muy salientes,
claro, deben estar hinchados, mi tía me dijo que no
la iba a
reconocer." La mujer, a todo ésto, dormía a pata
suelta. Yo me senté
a su lado y comencé a tener miedo de que muriese
durante el sueño y
no se enterara de que yo estaba ahí, perdonándola,
cuidándola,
amándola. La chica de la limpieza entró en la
habitación y me dijo
que le habían dado un fuerte calmante que la iba a
hacer dormir
durante varias horas. Yo seguí sumido en mis miedos,
porque en el
fondo le tenía miedo a mi madre como si me estuviera
tendiendo alguna
horrible trampa para hacerme infeliz. Un médico, al
que yo conocía
muy bien, entró, me saludó y hablamos del calmante
que le habían
dado. Se fue. Yo, ya totalmente convencido de que
estaba con mi madre
me mantenía ahí, firme, cargado de todos los
sentimientos contrarios
que puede tener un ser humano. Hasta que entró un
hombre y guardó en
un placard camisones. "Los camisones de mi madre",
pensé, pero este
hombre no es mi padre, ¿qué hace este hombre con los
camisones de mi
madre?." El hombre salió. Al rato, volvió a entrar y
me preguntó a
boca de jarro: "¿Usted quién es?", "El hijo, le
contesté, y¿usted
quién es?". "El esposo", me contestó. Nos miramos y
comprendimos que
algo raro estaba pasando. "¿Cuál es su apellido?"
inquirí. "Stella",
dijo y la cosa se aclaró. Yo había estado una hora
atendiendo a la
esposa de ese señor que, luego de morirse de risa,
me dió las gracias
por atender a su mujer. Yo busqué a mi madre y me
enteré de que, por
ser de la obra social de los jubilados, estaba
anotada por el
apellido de soltera. O sea Martelli. Yo pregunta por
la señora de
Estrella y ellos entendían Stella. Cuando la
encontré estaba
realmente grave y casi se muere de la risa cuando le
conté lo
sucedido.

Jorge Luis Estrella

Tengo guardado en mi armario

Blanca Barojiana
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Tengo guardado en mi armario
un romance largo, largo,
para los días de frío:
una bufanda de versos
que se arrastra por el suelo
y tiran de ella los niños,
y se le sueltan las sílabas
que picotean los gorriones.
Tengo un haiku reducido
-como un tanga diminuto-
pero eso no me lo escribo
más que sola ante el espejo
porque ya no tengo edad
y me da cierta vergüenza.
Y un soneto almidonado
para grandes ocasiones,
que heredé de mis abuelos.
Y tengo muchos conceptos
que pían como pollitos
-pío, pío, pío, pío-
y un gallo kikiricarca
egocéntrico que canta
-mío, mío, mío, mío-
Y muchos cajones llenos
de vete a saber qué cosas.
Y tú: ¿qué tienes? Abramos
la puerta un poco y
leamos...

¡sígueme!

Blanca Barojiana

miércoles, 13 de junio de 2007

No las conozco

Jorge Luis Estrella
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No las conozco.
A las muestrarianas
no las conozco.
No las conozco.
Aunque sean
casquivanas, marcianas, tarambanas,
lesbianas, asturianas, partisanas,
aldeanas, mundanas, capitanas,
artesanas, damajuanas, palanganas.
No las conozco.
Aunque me besen los labios,
aunque me besen el sexo,
aunque sean carmelitas descalzas
o con tacos altos
no las conozco.
Aunque se entreguen con el fuego
de mil hogueras,
aunque sueñen hacer el amor conmigo
en la Biblioteca Mayor,
aunque me regalen espejos retrovisores
no las conozco.
No las conozco.
No.
Aunque sus versos me sacudan el ser,
aunque las sienta latir a mi lado,
aunque (posesivo que soy)
posea enteramente
la gloriosa entidad que las caracteriza,
aunque en mis sueños las sueñe
no las conozco.
Las ignoro, no son, están ausentes,
si se van por las ramas me hacen un favor,
no las conozco,
ni siquiera yo soy,
estoy ausente,
ignórenme,
vuélvanse ciegas para mis escritos,
no estoy, me fui, se fueron,
¿Lobo está?
No está, no hay nadie. Escuchen el silencio.
No existen para mí,
ergo no soy.
No soy,
¿entienden?

Jorge Luis Estrella

A Jorge

Blanca Barojiana
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Oh, Jorge, amor, ¡si estás aquí de nuevo!
No te imaginas cómo he añorado
tu canto de poeta tan amado
(mira a tu espalda y ojo con el huevo).

Ji ji. Pues, Jorge, como te decía,
aún sin ser Fanny, yo también me entrego,
y en escribirte pongo el mayor fuego
(¿merecerá un trompazo esta ironía?).

Ten precaución: no acabes averiado,
y tapa con el pecho la pantalla:
pon cara angelical, no sea que vaya
a escalfarse también el otro huevo.

Tranquilo, que ya te envío un espejo
retrovisor, para que estés a salvo;
y hasta un casco de moto, que por algo
la nuca hay que cuidar: es buen consejo.

¡Oh, Jorge, yo soy tuya enteramente!
Para qué voy a andarme por las ramas
-como, por cierto, otras mil muestrarianas-
sincera, loca, augusta, tontamente.

¡Te amo locamente, lo confieso!
Ji ji. ¿Me oyes o te han dejado tieso?

BB

Respuesta a Fanny

Jorge Luis Estrella


Mi mujer me da un beso en plena nuca
cuando me pongo a recorrer Muestrario
y algo tan común y extraordinario
en mi alma, lentamente, se acurruca.

A la epístola que Fanny nos enviara
la contesté con versos muy sentidos
queriendo más de los cálidos latidos
con los que esta mujer nos arrobara.

Pero que la tensión no disminuya
porque algo sucedió de mucho peso:
ella escribió: "¿puedo robarle un beso?"
a lo que agregó: "sensiblemente suya."

En ese instante, cumpliendo la rutina,
mi mujer, que un beso viene a darme,
ve lo que Fanny dice de robarme
un beso y ésto se graba en su retina.

Y, camarada muestrario, no se ría,
no se atreva a reírse o a mofarse,
porque, en el texto, Fanny a entregarse
completamente, sensiblemente mía.

El beso de mi mujer se ha congelado,
se ha convertido en trágica sonrisa
y una patada clásica y precisa
en mi huevo derecho se ha estrellado.

Jorge Luis Estrella

viernes, 1 de junio de 2007

SONETO EN CRISIS 06-05-07

Jorge Luis Estrella

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Cris me pide que escriba algún soneto.
Yo no estoy para eso que pedís;
estoy en crisis, estoy en crisis, Cris,
en estado neurótico completo.

Se me han rebelado el esqueleto,
el alma, la psiquis, la cacona, el pis,
es como si al margen de lo que vivís,
te sintieras patético, obsoleto.

¿Estaré andropáusico? , ¿estressado
de tanto poetizar a la existencia?,
¿o me habré convertido en mi cuñado

que es un hipocondríaco en esencia?.
Mas debo confesar sin eufemismo
que mi soneto se escribió a sí mismo.

Jorge Luis Estrella

Soneto de respuesta a otro

Ma. Cristina Longinotti
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Te agradezco los versos trepidantes
que mi males combaten con denuedo;
que incluso desde aquí, tan lejos, puedo
respirar esos gases hilarantes.

Pero no hay que abusar, que sus instantes
tiene cada pasión, y me da miedo
reírme en demasía, a ver si quedo
destrozada por hipos agobiantes.

Reírse por reír no tiene gracia,
que al fin la risa mata, cual la pena,
y doy de ejemplo un tal que me contaron:

si bien hay quien ha muerto de desgracia,
hay otros que, a la hora de la cena,
empachados de risa, se infartaron.

Cris