miércoles, 10 de septiembre de 2008

A vueltas con el Almario.

Asomado a la rendija del almario
hay un alma que mendiga suplicante,
que la dama acabe pronto del amante,
pues se orina con dolor extraordinario.

Ya era hora que el mocito pinturero,
terminase con su acción en la " josienda",
pues me meo, que no me duelen prendas,
si al servicio en mi carrera, soy primero.

He llegado a la puerta y con esmero
le levanto el sombrero al señor Roca,
¿¡ que ha ocurrido¡?,.. . ¿tenia yo tan poca?.

Solo era una corbata lo sacado,
que el Almario distraído me dejo,
cuando huyendo de un marido, me acogió.

Emilio Medina M

lunes, 8 de septiembre de 2008

El gran secreto

Yo no miento a las señoras, de una en una;
con los trios mentir es conveniente,
pues lo cuentan las señoras en la fuente,
y me dejan desplumado de fortuna.

Yo te quiero, mi señora, dije a una,
y a las dos repitia el mismo cuento,
a las chicas aprendizas de costura
y las monjas de clausura, de un convento.

Como ves, el futuro pinta incierto;
pues soy mozo mujerigo diplomado
que las mozas casaderas, doy pecado.

No es mi culpa ser hermoso y educado;
cuando ven mi belleza de desmayan,
y completo mi trabajo, por las playas.

Emilio Medina M.

domingo, 7 de septiembre de 2008

¡¡¡ Pajarracoooo !!!.

Yo tuve un pajarito que cantaba,
contento con su vida al ser de día;
con trinos deliciosos de armonía,
mi oído de belleza deleitaba.

Mi casa- sin prisión-. sobrevolaba,
por dueño de la misma, se tenia,
felices con su canto nos hacia,
amores cantarines nos mostraba.

Llegando una mañana desgraciada,
la puerta de la calle, deje abierta;
por ella se marcho, tan gran orquesta.

La causa ya la tengo sentenciada;
cerrada mantendré siempre la puerta,
sin aves cantarinas en mi fiesta.

EMILIO MEDINA MUÑOZ

viernes, 5 de septiembre de 2008

¡ ay, ja mia !, ¡¡que emoción!!.
Del brazo de mi madrina
voy camino del juzgado;
a las seis soy desposado
con señor de barba fina
que me tiene trastornado.
Lleva sus tetas divinas
a los presentes mostrando,
y mi ego contamina
pues todos las van mirando.
Ante el juez, dijo: ¡ yo, siiiiii !;
- no es el señor de Israel-,
es a mi el que ha de ver,
en calzancillos de acril.
Un codazo en mi costado
me despierta del mal sueño,
y corro con gran empeño
a la puesrta del juzgado.
Me nado el mar oceano;
me voy al centro de España,
y subido a la cucaña
me asomo muy asolado,
por si el bello enamorado
bien hasta aqui, y me lo apaña.

EMILIO MEDINA MUÑOZ