sábado, 28 de agosto de 2010

EL CENTRO

Con el correr del tiempo,
yo correré la vida hacia un costado
y dejaré que la muerte ocupe el centro.
Serán días de pánico y zozobra,
de luto adentro y afuera de la casa,
los buitres volarán junto a mi oreja
y los gusanos paladearán su picnic
por si quedan restos del cadáver.
Alguien leerá algún poema mío
acerca de los nichos y las lápidas
y los perros lamerán huesos sin nombre
o con mi nombre escrito en el reverso.
Pero la vida me gritará de lejos
que no todo es carroña, parca y cementerio,
hasta es posible que escuche alguna música
que no sea un requiem sino un vals vienés
o alguna polka o alegre zarabanda.
Y no sería raro que, en el último suspiro,
cuando ya nada se sienta ni tenga más sentido,
cuando la luna desaparezca de la vista,
compruebe que en mi periplo en este mundo,
la muerte, solapada, sigilosa y embustera,
desde siempre y para siempre,
ocupó el centro.

Jorge Luis Estrella

martes, 3 de agosto de 2010

MIS PRIMEROS AÑOS DE VIDA















Ahora que las historias cuentan mi pasado remoto
y sale a la luz la luz que en aquella época emitía,
mi memoria enloquece y me canta canciones muy antiguas
y me dice palabras escritas en las piedras
e Isis se me sienta al costado del lecho
musitando metáforas que parecen pirámides.
Porque uno no es sólo esta carne que sufre,
estos pies de suicida que pisan la indiferente tierra,
este acá, este ahora, este ser que palpita atolondradamente.
Uno es todo el pasado acumulado en uno,
toda historia, prehistoria, ancestral levadura,
toda la inteligencia de la sangre heredada,
uno es el agua actual yendo al mar que convoca
pero también es el río desde que se hizo río.
Por eso, me permito llorar casi sin lágrimas
al pensar en los años primeros de mi vida
que están siendo estudiados por mentes vigorosas
y me quedo despacio mirándome al espejo
como quien espera ver reflejado en su luna
un rayo luminoso de estrella omnipotente.

Jorge Luis Estrella