Con 100 poemas por banda
por la besana manchega
galopaba un buen poeta
buscando alguna bodega.
Como no pudo encontrar
más que queso y azafrán
cambio sus bellos versos
por sermón de capellán.
Asegurado el buen vino
que en la misas se bebía
con los ojillos risueños
el pilluelo se reía.
Y susurraba entre dientes:
¿dónde está la mora mía?
Encontró el poeta a la mora
chapuzándose en el río
así sufrió un desvarío
en su vena bebedora
y ahora liba de las fuentes
cristalinas y sonoras
aborreciendo el vinillo
de maitines y de nonas.
Qué pase pronto el dolor de muelas, don Emilio.
Buen poema.
Lena
No hay comentarios:
Publicar un comentario