Ella puso sus hormonas femeninas,
yo puse mis hormonas masculinas
¿o fue al revés? No sé
pero ambos pusimos a jugar nuestras hormonas
y no no fue tan mal. ¿cómo?
Que nos fue mal. Bueno, sí, pero no tan mal.
Tuvimos nuestros dimes y diretes,
nuestros silencios y descomposturas,
algunos roces que no fueron rosas
y algunas rosas tapizadas de espinas.
Es cierto, no tuvimos la paciencia de esperar
cuando se rezagaba el otro
y nos fuimos alejando hasta perdernos.
Pero el amor es el mayor milagro,
una firme canoa en los nafragios
y con sólo mirarte me doy cuenta
que todavía ansiás tenerme cerca,
que ansío verte cerca cada día,
que todos los problemas son banalidades
comparados con el afecto inmenso que nos une.
¿Qué? Que nos une, dije que nos une.
¿Y por qué te reís con esa cara?
Que no nos une nada. ¿Cómo que nada?
Nos une el mismo techo,
el mismo sol que nace en occidente,
la misma cama, nos unen las hormonas,
los hermanos, las hermanas de caridad,
los hermosos momentos que vivimos,
los hijos, los hinojos, los tomates,
la impresora que compramos juntos,
la pava para el mate, el mate,
Mateyco, Susana, Mirta, Tinelli,
el perro, los canarios, los ratones,
la luna, el árbol de Navidad, los cumpleaños,
el "hasta que la muerte nos separe",
nos une todo, hasta la mala leche.
¿Qué hacés con la valija? Pero, ¿qué hacés? Quedate.
Que te vas a otro planeta para asegurarte de no verme.
Bueno, está bien, andate. Querés irte, andate
Pero llevate tus hormonas. Qué te creías,
que me iba a poner a llorar. Que iba a rogarte.
Pero... ¿qué hacés? Esas no son tus hormonas,
Son las otras. ¿Qué hacés? Te digo que son las otras.
Pero... esperá te digo. ¡Uy, Dios!, ¿qué voy a hacer ahora?
Se llevó sus hormonas. Y las mías.
Jorge Luis Estrella
1 comentario:
Felicidades don Jorge luis, cada ves su estilo me agrada mas, adelante
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