Ma. Cristina Longinotti
Te agradezco los versos trepidantes
que mi males combaten con denuedo;
que incluso desde aquí, tan lejos, puedo
respirar esos gases hilarantes.
Pero no hay que abusar, que sus instantes
tiene cada pasión, y me da miedo
reírme en demasía, a ver si quedo
destrozada por hipos agobiantes.
Reírse por reír no tiene gracia,
que al fin la risa mata, cual la pena,
y doy de ejemplo un tal que me contaron:
si bien hay quien ha muerto de desgracia,
hay otros que, a la hora de la cena,
empachados de risa, se infartaron.
Cris
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