Bicho de luz sin luz,
¿en qué raudal de sombra te ensimismas
y en qué nada de nada sobrenadas
como un pez que en el aire naufragase?
Cuando aparece el canto de los perros
Y deambula la bula de los papas
y el grillo en capa escupe su armonía,
bicho de luz sin luz,
¡en qué pistilo se te agoniza
el medular instinto?
Raya de cebra sola
desprendida inusitadamente
del cuerpo madre,
¿a qué recurres para clamar justicia,
con qué elocuente furia de resignas,
con qué resignación te desintegras?
Porque no sé si me equivoco
en postular tu vida sin respuesta
y acaso no es tu ocaso
sino una nueva forma,
una metamorfosis más
de la esperas hermosos resultados.
Pero, no sé, presiento que,
aún en la celda estrecha
en que te abismas,
y, aunque sea por bien que te encegueces,
bicho de luz sin luz,
te me asemejas
al hambriendo que va sin decir nada
entre la cornucopia shoppinguera.
Jorge Luis Estrella
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