Érase el gorro de un payaso
un gorro de estrellas y de cielos.
Érase un gorro tan gorrero
que más que gorro era sombrero.
Era aquel que en el mundo en que vivía
el gorro se olvidó que era sombrero.
Era que era aquel gorrero
que una vez muerto se elevó a los cielos.
Cuentan que cuando llegó ante Dios
Éste, nuestro Dios, le dijo, consejero:
"licencia tienes para vestir a los santos
y animar las Fiestas de los Cielos"
Apresuróse el gorro del payaso
y se pintó su cara sonriente
y se acercó al bueno de San Marcos
y le hizo reir hasta enseñar los dientes.
En la Gloria se organizó un gran revuelo
y se repartieron globos de colores,
y a los niños que estaban aburridos
les obsequió con lo mejor de sus canciones.
Todos reían y ya nadie lloraba
y aquella Fiesta era una gran algarabía
y el Supremo que todo lo sabrá y sabía
los dejó reir y disfrutar hasta llegar el nuevo día.
*****
Manuel Cortés
No hay comentarios:
Publicar un comentario