De admiración, de miedo,
permanecí con la boca abierta ante ti,
me desgarraste, cortaste, heriste mi centro
sangraste el poco humor que me quedaba.
Todo era por bien,
un daño limpiando el daño que estaba
/rebelado a dejarme.
Lacerada ante ti, expuse mis llagas
drenaste conductos que horadaban el centro
/y me hacían impura.
De blanco brillabas ante los ojos
de quién con temblor te veía sin hablar.
Lograste el milagro de volverme
mudo espectador de tu obra.
Con el centro limpio te di las gracias
y me marché con nuevas cicatrices
/entre ahogados gritos.
Todo era por bien,
un daño limpiando el daño que estaba
/rebelado a dejarme.
Liliana Varela 2008
(dedicado a mi dentista ché ¿qué se pensaron?)
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