viernes, 4 de abril de 2008

Una décima. ¿dos...?

Una décima. ¿dos...?


Sobrio un español aspira,
lo que beodo no pide
al estar así no mide,
lo que sereno suspira.
En su mente esta la idea
de ser perfecto y brillante
y no valora el tunante
lo que el vecino desea.
Cuando muy digno se enfada
por no recibir aplausos,
rompe en ira los espacios
con estrechez desatada,
y enterrándose en la nada
se le hunden los palacios.

Atentamente,

Emilio Medina M.

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