Tengo guardado en mi armario
un romance largo, largo,
para los días de frío:
una bufanda de versos
que se arrastra por el suelo
y tiran de ella los niños,
y se le sueltan las sílabas
que picotean los gorriones.
Tengo un haiku reducido
-como un tanga diminuto-
pero eso no me lo escribo
más que sola ante el espejo
porque ya no tengo edad
y me da cierta vergüenza.
Y un soneto almidonado
para grandes ocasiones,
que heredé de mis abuelos.
Y tengo muchos conceptos
que pían como pollitos
-pío, pío, pío, pío-
y un gallo kikiricarca
egocéntrico que canta
-mío, mío, mío, mío-
Y muchos cajones llenos
de vete a saber qué cosas.
Y tú: ¿qué tienes? Abramos
la puerta un poco y
leamos...
¡sígueme!
Blanca Barojiana
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