Yo no miento a las señoras, de una en una;
con los trios mentir es conveniente,
pues lo cuentan las señoras en la fuente,
y me dejan desplumado de fortuna.
Yo te quiero, mi señora, dije a una,
y a las dos repitia el mismo cuento,
a las chicas aprendizas de costura
y las monjas de clausura, de un convento.
Como ves, el futuro pinta incierto;
pues soy mozo mujerigo diplomado
que las mozas casaderas, doy pecado.
No es mi culpa ser hermoso y educado;
cuando ven mi belleza de desmayan,
y completo mi trabajo, por las playas.
Emilio Medina M.
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