Yo tuve un pajarito que cantaba,
contento con su vida al ser de día;
con trinos deliciosos de armonía,
mi oído de belleza deleitaba.
Mi casa- sin prisión-. sobrevolaba,
por dueño de la misma, se tenia,
felices con su canto nos hacia,
amores cantarines nos mostraba.
Llegando una mañana desgraciada,
la puerta de la calle, deje abierta;
por ella se marcho, tan gran orquesta.
La causa ya la tengo sentenciada;
cerrada mantendré siempre la puerta,
sin aves cantarinas en mi fiesta.
EMILIO MEDINA MUÑOZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario