jueves, 31 de mayo de 2007

Narnia

Cristina
Soneto satírico-circunstanc ial (en joda, bah) con estrambote

Fue semejante a Narnia la aventura
que ocurrió en el primero de los viajes
a un hotel, ¡oh desgracia! sin garajes
(no buscamos, mandó la calentura).

El armario de intrépida apertura
fue el auto: se metieron los ramajes
de un arbusto y sirvieron de pasajes
a una tierra de ardiente desmesura.

Y acudió hasta el león, bien disfrazado,
ocultando su noble majestad
en el cuerpo de un perro melenudo.

Y la bruja... yo: el pelo alborotado,
trastornada por una hilaridad
que intentó ser fugaz, pero no pudo.

Conclusión: cada vez que nos amamos,
decimos que es a Narnia adonde vamos.

Cris

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