miércoles, 12 de septiembre de 2007

SSHHHHHHHHHH!!

humoradas

SSHHHHHHHHHH!!

¡¡No me interrumpas !!
Estoy clasificando
los diferentes tonos de verde
de las hojas de los bosques.

¡¡No me molestes!!
Estoy ocupada
mirando las siluetas de las montañas.
Me consume el esfuerzo que hago
por detener la brisa
y mantener separados los círculos
que los patos forman en el agua al nadar.
¡¡No puedo atenderte ahora, estoy muy ocupada!!!

¡¡SSHHHHHHHHHH!!

SSHHHHHHHHHH!!

María Fischinger

lunes, 10 de septiembre de 2007

Me roba el alma el erotismo

Jorge Luis Estrella

Me roba el alma el erotismo
de un pájaro cantando
junto a un pozo húmedo.
De una rosa abriéndose
para recibir una gota de rocío.
De una tuerca turca
esperando con ansiedad
la llegada de un perno porno.
Me roba el alma el erotismo
de un palo de escoba,
de una banana,
de un obelisco,
de un gemido en plena noche.
De una perra en celo,
de una mariposa loca de amor,
de un tranvía llamado deseo,
de una víbora reptando sigilosa
hacia la cueva.
Me roba el alma el erotismo
de tus piernas entrando
en la misma cama
en que están mis piernas
y el roce de tu lengua
en la cavidad palpitante
de mi oreja.

Jorge Luis Estrella

En el confesionario.

Miguel Sanchez


1- El cura tenía su gran oreja
pegada a la rejilla del confesionario.
como una ventosa.
El pecado que has cometido, hijo mío,
es muy gordo -dice-
El pecador: lo dice usted como
si hablara por la oreja.

2. Confesionario estrecho.
El cura: tienes, hijo mío, aires de pecador.
Usted podría haber sido un gran poeta, padre,
si no fuera porque sale poco.


3. El pecador: Padre: me acuso de
reírme sin motivo.
El padre saca una medalla del bolsillo
y se la cuelga al cliente.
Tome, de regalo. Es la primera vez que
me confiesan un pecado así.

4. El confesionario era amarillo.
Y el cura, de madera oscura
alumbrado por una lamparita.
Afuera, había dos niños gemelos
querían confesarse a la vez.
Una historia imaginaria
en el sopor gris del aburrimiento.


msq

jueves, 6 de septiembre de 2007

La muerte se casó con un sombrero

Jorge Luis Estrella

La muerte se casó con un sombrero
y tuvieron un sombrero muerto
en el perchero.
Esta noche iré al sementerio
para ver si se encuentra mi semen muerto.
De noche relumbran las estrellas
y los Estrellas muertos,
mis antepasados.
Uno de ellos construía violas locas
y las violas son instrumentos de cuerdas
pero la contradicción es un mal de familia.
Yo me contradigo tanto que diré
que la muerte se casó con un cenicero
y tiraron las cenizas al mar.
Las cosas que uno tiene que escribir
esta noche
para que no inquieran por uno
como si hubiera desaparecido
en la rugosa niebla del destino.
Esta noche lúgubre me moriré de risa
y renaceré de llanto
y escribiré una obra de teatro
en la que los personajes sean los integrantes
del público.
Yo seré el apuntador
y espero apuntarme un poroto
esta noche.
Y me voy,
en la habitación del más allá
ya me han preparado la cama.

Jorge Luis Estrella