sábado, 28 de marzo de 2009

NADA DE NOTAS

Nada, nadie y nado
noto y anoto
que de nada sirve
nadar en la nada.

Nadie nota quie nado
nadie nada en mi nota.
Aunque aveces sirve anotar
aunque a veces sirve nadar.
por eso insisto
nado y anoto
noto la nada.


SANTOAMOR

viernes, 27 de marzo de 2009

SOY

Soy el paridor de luciérnagas,
el barbudo al que arrullan,
El topo que los quiere,
el que está aunque a veces
se esconda detrás de las cortinas,
el que goza leyéndolos,
por ejemplo las exquisiteces de
"Me gusta tu plan".
Soy un pez en un "Río de Letras".
Soy el "maestro" de las "Ceremosnias"
y estoy aquí
mostrando mis palabras.

Jorge Luis Estrella

jueves, 26 de marzo de 2009

SONETO AL CALVO

Esperanzas tenia de tener pelo;
pasando los años, -hecho corriente-,
empezó a crecerme lo que era frente,
y a caerse todo el pelo por el suelo.

Disimulo al momento el descontento,
y a pesar del decir de alguna gente,
mostraba mi rostro muy indolente,
aunque la procesión, fuese por dentro.

Los años pasan y, ¡con mucha prisa!
y mi frente tanto se ha despejado,
que mi gesto se mueca en una risa.

No parezco yo mismo ¡quien dijera!,
pues tengo la cabeza sin tejado,
sin usar el barbero sus tijeras.

Emilio Medina M. 10/03/02

sábado, 21 de marzo de 2009

Las migas

Me voy de cumpleaños
a comer migas,
en el campo las hago
con mis amigas.
El vinito manchego
ya esa en la bota,
y muy antes de luego
ira a la boca.
Jamoncito serrano
dara alegria,
a la juerga de amigos
por todo el dia.
Cuando vuelva parece
que habre bebido,
todo el vino que pueda
sin ser herido.
Me vigilo el azucar,
medica tengo,
como no puede verme
yo me entretengo.
A la noche veremos
si yo conduzco,
pues se ponen los ojos
color parduzco.
Esta copla la acabo
que se hace tarde,
y la lumbre pa migas
ya va que arde.

EMILIO MEDINA MUÑOZ

miércoles, 18 de marzo de 2009

CAYAH-CARLOS – SE QUE ME AMAS

Aunque entornes tus pestañas de obsidiana,
oscureciendo el mar, el cielo, el universo.
Continuaré, tras el brillo sutil, diverso
del eterno fulgor de tu piel almendra.
Por que sé que no soy para ti una nada
sin relevancia. Porque sé que me amas.

Aunque dejes de respirar, paralices el vuelo
deteniendo el albor de tus deseos,
Olfatearé, en el aire, los vapores
De tus hormonas, tus genes, los latires
de tus poros, sedientos, expectantes.
Pues yo te siento, en mi aliento,
Porque sé que me amas.

Aunque borres tu huellas, y te escondas
en donde las mareas no se mueven
yo me hundiré en las corrientes submarinas
Y te hallaré en el eco de las finas
Oleadas que el deseo te provoca
en tus cavernas, tus grutas, tus lomadas.
Aunque te escondas, huyas, o me ignores,
Aunque me cierres tu interior, aunque me niegues,
Te buscaré, mujer, entre los pliegues
De tu orgullo , tu pudor y tu vergüenza.
Y me dirás, al fin, te amo, yo soy tuya.
Porque
desde el principio,
mujer,
supe que me amas.

Carlos Adalberto Fernández 19-08-06
------------ --------- --------- --------- ----
CaRLOS: la poesía para vos, dejó de ser un potro indómito y se
convirtió en un matungo dócil, muy dócil.....
Te felicito de verdad..
>
tipo A--¿ché, ese "Cayah" ...es poeta?
tipo B-- claro gil, yo te dije...
tipo A--pero vos dijiste que era malevo, que hacía historias de guapos, cuentos de terror...
tipo B-- ....???
tipo A-- ¿será otro "Cayah" éste?
tipo B-- Será; seguro debe ser el hermano...seguro.
tipoA-- Ah....
tipo B--Seguro. ¿qué se cree el fulano, que me va a pasar a mi...JE..a Papá ?

Lili
------------ --------- --
¿Así que mi poesía es un matungo?¡Esto no va a quedar así!
Cayah, el vengador orillero
------------ --------
tipo A-- ché...¿lili dijo que la poesía de cayah es un matungo...?
Tipo B-- No!!! jetón, dijo que un matungo en manos de Cayah se transforma en un indómito potrillo...
Tipo A-- Ahhh...¿y eso es bueno o malo ?
Tipo B--??? ...¡¡ mejor cállate gil, o nos metemos en otro lío !!
tipo A--Ahhhh...
Tipo B-- siempre tengo que andar avivándote, carajo!!

Lili ( la cobarde de la orilla de enfrente)

domingo, 15 de marzo de 2009

El ascensor

-Buen día –le dije peinándome las cejas con los dedos gordo y
chiquito.
-Buen día –me respondió sin levantar la vista.
Su diminuta pollera y sus largas piernas cubiertas con medias
de red me hicieron pensar que le gustaba la joda, pero no quise
empezar a pensar pavadas.
-¿Te acerco? ¿Qué piso te queda bien? –dije y me lustré el
zapato en el pantalón.
Ella se mordió el labio disimuladamente como diciendo: "¡Qué
pedazo de marmota!".
-No, está bien. Ya apreté.
-Ah, bueno. Qué suerte la tuya –le dije y no pude aguantar la
carcajada-. Disculpá, me la dejaste picando.
Pulsé el botón del sexto y suponiendo que no iba a querer
conversar, me puse a chiflar demostrándole que no me importaba.
No habían pasado ni dos pisos, cuando el ascensor se detuvo.
-¿Qué apretaste picarona? –le dije con mirada cómplice.
-¡Yo no apreté nada! ¿Qué voy a apretar? –dijo haciéndose la
disimulada.
-No sé. Algo tenés que haber apretado. No se va a parar así
porque sí. ¿Qué es lo que te proponés?
-Corrasé, pedazo de pelotudo. Lo último que quiero es estar
acá con usted –dijo y comprendí el tipo de juego que quería jugar.
Anda cada loca suelta...
Se acercó a la puerta y empezó a tocar todos los botones.
Al tenerla cerca, no pude evitar percibir su perfume.
-Mmm. ¡Qué rico! ¿Qué es María Estuardo?
-¿El qué?
-El perfume.
-Callesé. Hágame el favor. ¿Qué se piensa? ¿Qué está en un
boliche? ¿No se da cuenta que nos quedamos encerrados?
-Sí. Ya veo. Culpa tuya. Que no sé qué habrás tocado. Ahora
aguantatelá. ¿Yo qué querés que haga?
-Nada, no quiero que haga nada. Pero por lo menos quedesé
callado, alejesé de mi lo más posible y no me haga poner más
nerviosa –dijo a los gritos.
-¡Qué carácter! –dije en voz baja para evitar el cachetazo-.
Mirá. Quien sabe cuantos días vamos a pasar acá adentro. Así que
mejor llevémonos bien. ¿De qué signo sos?
En ese momento ella perdió la poca compostura que le quedaba
y empezó a tocar el botón de la alarma en forma intermitente, a la
vez que gritaba: "SOCORRO, AUXILIO, QUE ALGUIEN ME AYUDE".
Ahí me di cuenta que la cosa venía en serio. El ascensor no
se movía ni para atrás ni para adelante.
-SÍ. A MI TAMBIÉN –grité para que viera que yo no era su
enemigo, que estaba a su lado y que la iba a apoyar hasta el final.
-¡PERO SERÁ POSIBLE! –seguía gritando y pateando la puerta.
Saqué un pedazo de pastafrola del maletín y le encajé un
mordisco. Mi ansiedad por devorarme esa deliciosa confitura me hizo
olvidar que estaba acompañado.
-Uy. Disculpá. ¿Querés un cacho? La hizo mi mamá. Caserita,
caserita –le dije ofreciéndole el último mordisco.
Ni siquiera me contestó.
-Ahora es otro cantar –dije y me limpié las migas del bigote
con la manga.
Con la panza llena, empecé a gritar con más energía.
-SOCORRO. AYUDENNOS. ESTAMOS ACÁ EN EL ASCENSOR. SOMOS YO Y
UNA SEÑORITA. ACÁ EN EL ASCENSOR. NOS ESTAMOS AHOGANDO. ACÁ EN EL
ASCENSOR DE ESTE EDIFICIO. HELGUERA 753 ENTRE MORÓN Y VALLESE.
-Callesé. Ridículo. Ya saben que estamos en el ascensor. ¡Qué
novedad!
Por lo visto, la única que podía gritar era ella.
-Perdoná. Estoy un poco nervioso. No te lo quería decir para
no preocuparte. Pero soy claustrofóbico.
-¡La puta madre que lo parió! –lo único que me faltaba.
-Me falta el aire. Me ahogo. Se me bajó la presión. Estoy
mareado.
-Siéntese.
-Sí. Mejor. ¿No me abanicás un poco?
Sacó una "Gente" del bolso, se sentó a mi lado con las
piernas cruzadas como provocándome y empezó a darme aire.
-Ahhhh. ¡Qué lindo airecito! Gracias. Sos muy buena conmigo.
No me voy a olvidar nunca lo que estás haciendo por mi.
Miré mi reloj. Había pasado media hora.
-AYUDENNOS. QUE EL SEÑOR QUE ESTÁ ACÁ ES CLAUSTROFÓBICO –
grito mientras con una mano me abanicaba y con la otra pateaba la
puerta.
-Menos mal que estamos juntos por lo menos, ¿no? De a dos se
hace más llevadero.
-Sí. No sabe cuanto me alegro. La puta madre que los parió
¿qué mierda esperan para sacarnos?
Habría pasado media hora más. Yo seguía sentado. Ahora con
una terrible descompostura. Como por obra de magia, el ascensor
retomó la marcha.
-¡Por fin! –dije. Y al levantarme de golpe, se sintió un
repiqueteo que no era de tambor. Segundos después, un aroma que no
era a sahumerio invadió la totalidad del ascensor.
La señorita puso cara de repugnancia y mirándome fijamente
dijo: "Usted es la persona más desagradable que conocí en toda mi
existencia".
Dicho esto, se fue de mi vida para siempre.
Ya pasó casi un año desde aquel día y todavía no se me fue la
bronca. De no haber comido ese guiso de lentejas, ahora tendría novia.

Emiliano Almerares