miércoles, 16 de enero de 2008

Alergia a la Vida

El médico dijo que lo mío

no es grave: sólo alergia a la vida.

¡Habrá que creerle porque todo me pica!

¿será por eso que el despertar

es tan molesto?

Tendré que sacudirme las costras

de la pereza y deshacerme del priurito

de la sinrazón cotidiana

desayunar con leche magnesiana

para aplacar la picazón de la soledad

y almorzar con un antialergénico

que quiera ser mi comensal.


La pomada utilizada nada puede

contra el aburrimiento de las vacaciones

sin vacacionar

y el corticoides se ríe en el muslo

mientras se decide a ingresar

al flujo sanguíneo,

el escozor empecinado en molestar

se divierte compartiendo tertulias

con la enrojecida piel.


Tendré que deshacerme de la rutina

e intentar no rascar lo no rascable,

guantes, manoplas o esposas

pudieran ser mi salvación

-al menos eso dicen los que saben-

Olvidarme del noticioso y dejar

de leer las malas noticias,

tal vez, apagar la radio y romper la antena

de transmisión de malas ondas,

encerrarme en algún pozo para no escuchar

las peleas de los vecinos,

y bañarme con agua de azahar para calmar

las vibraciones negativas.


Quizás pueda evitar de esa forma

que los anticuerpos odien la vida

y al fin los dos se den la mano como amigos:

que al fin y al cabo el cuerpo que

comparten es uno, el mío.



Liliana Varela2008

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