
· Con el pantalón caído
y con postura muy rara,
da una mano de jabón
a tres palmos de la cara.
· una vez bien enjuagado
y en tirando del tapón,
por ese mismo agujero
te pueden ver la función.
· Ha llegado ahora el momento
de secar bien lo mojado,
¿donde estará la toalla?
preguntas malhumorado.
· Te levantas a buscarla;
gran error has cometido,
el agua corre hacia abajo.
Te estas poniendo perdido.
· Con tu cosita bien limpia
por fin acabas saliendo,
lo haces muy sonriente
y te acabas escociendo.
· Tenemos la moraleja:
Si te huele, no te laves.
No te laves aunque huela.
Emilio Medina Muñoz
2 comentarios:
¡ Que decorado lo han puesto!
pero ese chorro traidor,
es justo en el agujero
y no me voy a sentar,
para no inundar mi cuerpo.
Emilio.
Emilio
Jaja... me rei al leer tu poema y me imagine ese chorro...
Buenisimo como todo lo que escribes!!!
M.
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