jueves, 19 de enero de 2012

Antes de que me escupan los guanacoas,
antes de que las luciérnagas se enceguezcan
estoy aquí de nuevo, con el corazón
palpitante,
con el amor pleno de sonrisas,
con todos los versos con ganas de florecer,
con toda la esperanza erguida y musitadora,
estoy con todo, con todo.
Vuelvo con la frente marchita
pero mientras sea sólo con la frente no pasa nada,
vuelvo como el que sabe que nunca se fue
sino que anduvo de vacaciones
para tomar nuevas fuerzas,
para cargarse del arrullo de las palomas del mundo,
para inventar fantásticos senderos,
para que las experiencias prolifren
y se renueve el aire de los días
pero vuelvo con la pasión de siempre,
la voluntad de siempre,
la barba de siempre,
las lolas de siempre.
Mis hijos ya son grandes y tal vez ahora
tenga yo más tiempo para recalar en el puerto
entrañable de Muestrario
y quedarme mirando las gaviotas,
leyendo versos de amor y de desamores,
chistes, informaciones, deformaciones,
canciones,
saludos, escudos, felpudos, zancudos,
quedarme viendo el agua que corre por el río
y viendo los sauces que lloran hacia el agua
y los ceibos de la infancia me peinen la memoria.
Aquí estoy, decíamos ayer...
La vida canta, ruge, llora, grita.
Debemos escucharla.

Jorge Luis Estrella

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