viernes, 6 de enero de 2012

Cuando llovia




Me ofreciste de tus manos las caricias,
en un día que llovia a cantarillos;
en tu cara salieron ciertos brillos
y en tus ojos del rimel sus malicias.

Un tacon se rompio de tu zapato,
y tu pie en un charco lo metiste;
un gran taco en tus labios lo pusiste
cuando ibas nadando como un pato.

Yo miraba admiradote el estilo
que empleabas nadando por las aguas;
y por cierto, que perdiste tus enaguas.

Admiraba la belleza de lo visto
por el charco y buscado tu paraguas,
me decias:
¡ No te acerques, que ardo como fraguas !

Emilio Medina M.




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